viernes, 27 de marzo de 2015

Fragmentos: Con la vista hacia el cielo (XVI)

Sup! ¿Qué os contáis? ¿Emocionados por la Semana Santa? Yo no... -.-' Pero por lo menos tengo tiempo libre jajaja xP Ahora subo otro trocito de la novela. Lo subo en intervalos grandes, pero entre que tengo poco tiempo y subo las entradas una vez a la semana, y que quiero subir muchas cosas distintas... pos eso xD

(Capítulo 10)
Por supuesto, ellos ya sabían dónde estaban. Hacía ya días, Ángel había tenido que apañárselas para escapar, y obviamente no le había salido muy bien. No lo culpaba. Marco y ella se habían marchado, lo habían dejado a su suerte sin que ni siquiera supiera volar. Y no podría haber aprendido de un momento a otro, ¿cierto? No, en eso también tuvieron gran parte de la responsabilidad. Otro motivo más para sentirse culpable. ¿Cuántos soldados habría ya por allí? Si lo cogían...
Se deslizó cuesta abajo por la montaña, buscando huellas del joven. Cuando por fin se topó con pruebas de que alguien había pasado por allí - había ramas rotas y hojas pisadas por todas partes -, decidió tomar otro camino, creyendo que sería más seguro y sabiendo que Marco y Raúl habrían ido directamente tras él.
La roca se bifurcaba de tal forma que un camino estaba por encima del otro. Por suerte, Ángel parecía haber descendido, lo cual le permitía ir por la zona más alta para así tener una mejor vista. O eso esperaba.
Al cabo de unos cinco minutos tuvo suerte. Más o menos. Lo encontró. Aunque, desgraciadamente, no había sido la única. Parecía ser que era acechado por bastante gente...
Por un lado, los otros alados no habían aparecido por allí todavía; seguirían buscándolo. Sin embargo, el chico iba caminando, murmurando para sí, parecía ser que intentando concentrarse para alzar las alas, y a continuación intentando relajarse, quizás creyendo que lo conseguiría de forma natural.
Desgraciadamente, detrás de él iban dos soldados, ocultándose sigilosamente entre la escasa maleza de la montaña, indudablemente desarrollada de manera artificial; llevaban consigo un perro, uno de esos Doberman que entrenaban para que fueran tres veces más agresivos de lo normal con respecto a la pólvora, las drogas y... cualquier cosa que tuviera plumas, de tal forma que era imposible dejarlos en una habitación con cojines rellenos de las mismas. Sin contar, claro está, con lo bien entrenados que estaban, de forma que con solo una breve orden se lanzarían al cuello de su víctima.
El perro, aunque esperaba la orden, tenía bien claro cuál era su objetivo. Sus patas musculosas estaban tensas, y sus orejas se encontraban bien erguidas para captar el máximo ruido posible. La belleza mortífera de aquellos animales siempre la habían impresionado. Una lástima que marcaran a la víctima equivocada.
Un soldado le hizo un gesto al otro. Llevaban chaleco antibalas y la cabeza protegida por un casco, junto con dos armas bien grandes, cuyas balas serían capaces de atravesar el metal como si fuera mantequilla. Todo de última generación, todo aparentemente excesivo para acabar con un puñado de personas con alas.
En un momento estaban detrás del joven, gritándole que se detuviera, apuntándole con sus dos inmensos cañones y amenazándolo con un perro gruñón y violento. Durante esos tres segundos en los que los hombres... el hombre y la mujer, más bien, le quitaban el seguro a sus armas y se ponían en posición, alertas, mientras el chico alzaba las manos y se daba la vuelta lentamente, Kioni sujetó su arco con fría determinación y comenzó a colocar una flecha, deslizándola suavemente fuera del carcaj. Se colocó detrás de un fino tronco que apenas la ocultaba; lo suficiente, esperaba.
-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?- espetó la soldado de forma despectiva, aunque su voz temblaba ligeramente-. Rubio, arrastrando las alas... No serías tú el que tumbó a nuestro compañero el otro día, ¿verdad?
-Elsa, ¿no nos llegó información de él hace tiempo...? Por el norte, por ahí...
-De Aragón. Claro. El pequeño delincuente del orfanato... ¡Derriba!
La orden casi la pilló desprevenida, pero justo al tiempo que el animal se lanzaba a por Ángel, la flecha salía disparada de su arco, propulsada por la cuerda tensa y resistente, que acumulaba la energía suficiente para que la afilada punta atravesara limpiamente el costado del cánido, tirándolo al suelo con un gemido. Intentaba levantarse, pero era imposible: si no le había dado en el corazón, le había dado por lo menos en un pulmón. Enseguida sintió la culpabilidad corroyéndola, y se la intentó quitar de encima como siempre. No tuvo mucho éxito.
-¿Pero qué...?- musitó la mujer, atónita. Entonces el hombre se adelantó rápidamente, cogió al chico del brazo y tiró de él hasta colocarlo como escudo, sacando una pistola y apuntándolo a la cabeza.
-Sea quien seas, sal lentamente con las manos en alto. Cualquier movimiento estúpido y dispararemos a tu amigo.
No tardó en notar cómo le hervía la sangre de rabia; no podía evitarlo, se enfadaba con mucha rapidez, cosa que demostró cuando respondió con desprecio, aún con la protección de su pequeño tronco:
-Es curioso que digas eso con tanta confianza cuando tu amiga está a un tiro de morir. Ni lo intentes, guapa- añadió rápidamente al ver que la mujer estaba a punto de cubrirse-. Da un paso y estás muerta.
El silencio reinó en la montaña de una forma artificial, antinatural. Todos estaban a riesgo de perder algo. Y la pérdida de uno significaba también la del otro. De ahí que ninguno de ellos se atreviera a dar el primer paso, consciente de cuál sería la reacción del otro. El soldado con el frío metal pegado al cráneo del chico, la joven con una flecha apuntando directamente al pálido cuello de la mujer. Apenas era consciente de que le dolían los dedos de tanto tensar la cuerda.
De repente, una sombra veloz cayó del cielo, atravesando ramas y hojas, y se enganchó del hombre, sujetando el arma y apartándola de la cabeza de Ángel. Justo a tiempo, porque solo con el susto se disparó el gatillo y una bala se perdió con gran estrépito en la espesura. La mujer se dio la vuelta rápidamente, soltando un chillido.
-¡Dispara!- ordenó una voz grave y ronca, y sin ni siquiera darse cuenta le había atravesado el cuello a la soldado.
Ángel retrocedió rápidamente mientras esta caía al suelo con un golpe sordo y Kioni soltó una exclamación ahogada, soltando el arco inconscientemente y cruzándose de brazos, como intentando protegerse de algo, aunque no sabía de qué. Había tenido que matar animales. Había tenido que pegar a personas. Pero nunca se había visto en el compromiso de matar a nadie. Hasta ese momento, claro.
Mientras Raúl seguía forcejeando con el hombre, aleteando desesperadamente para levantarlo del suelo, Marco llegó, veloz como un águila, se colocó delante del soldado, hizo un movimiento rápido y de repente este dejó de patalear y resistirse. El jefe lo soltó, se retiró y el cuerpo cayó al suelo como una muñeca de trapo, con el cuello torcido en una posición extraña y grotesca.

El silencio que los golpeó a todos en ese momento fue mucho más violento y frío que en la ocasión anterior. Todos habían sido víctimas y culpables de lo que había sucedido, y todos podrían haberlo evitado, de alguna forma u otra. Ahora, en cambio, compartían un terrible secreto.

Yyy espero poder subir otra entrada esta semana. Una que además es muy especial ;)
Buen finde, y si la disfrutáis, ¡feliz Semana Santa! <3

8 comentarios:

  1. ¡Hey!
    ME ENCANTA COMO HAS PUESTO EL BLOG. Es la leche ^^.... Tan sublime...
    Y, para variar, el capítulo está perfecto *^*.
    Ahora me has dejado intrigada ¿cuál es la entrada muy especial? Necesito saberlo... No soy muy paciente XD.
    ¡Un beso! <3

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    1. Muajaja te tendrás que esperar ;) Y gracias, aunque sigo peleándome con blogger para que me obedezca (es como cuando tienes que pasarte el último gimnasio y te pasan un pokemon al nivel 100, hace lo que le da la gana xD)
      Un besazo <3

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    2. Lol, me encanta la comparación con pokemón... Aunque a mí eso no me ha pasado nunca XDD.
      Venga, dímelooooo.... Porfaaaaaa.
      Prrrrrr <3

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    3. Lol xD Y si has vuelto para ver si te había contestado a lo de la entrada, te vas a seguir llevando decepciones, no lo pienso decir (lo publicaré el miércoles o así :P)
      Y no vale hacer la pelota e.e

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  2. Muy bien el capítulo, como de costumbre ^^ No sé, tengo ganas de saber como continúa.
    Y ya te lo he dicho pero me gusta cómo has dejado el blog, está muy chulo :)
    ¡Un beso!

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    1. Musias grusias Val *;__;* Y seguiré intentando mejorarlo, si le da la gana de hacerme caso Dx
      Un beso ;D

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  3. Tengo que ponerme al día con tus capítulos, así que por el momento aún no he leído este. Pero lo leeré y volveré para torturarte con un comentario largo jejej
    Dios mío, la foto del perro es horrible :O
    Me gusta cómo ha quedado el blog <3 Has hecho cambios incluso en los colores de los comentarios jajaj
    ¡Un beso!

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    1. Lol ok xD Y el perro se supone que tiene que dar miedito...
      ¡¡Graciaaas!! Pero lo de los colores de los comentarios se puso solo, y todavía no sé cómo cambiarlo... Aunque me da pereza xP
      Un beso <3

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