Aclaración: la planta es tóxica, Ángel estaba estudiándola because Biology.
(Capítulo 9)
-¿Marco?-
escuchó que el chico musitaba con irritación desde la cama, peleándose con las
sábanas.
-No, soy yo.
Siento despertarte.
Hubo un
instante de silencio en el que incluso dejó de escucharse el rasgueo de tela
contra tela. Vio cómo la cabeza del alado - de nuevo con el ceño fruncido -
asomaba por encima del bulto que había sobre el colchón. Pero no dijo nada,
solo volvió a acostarse, cubriéndose con las sábanas hasta la nariz.
La joven
resopló, le dio la vuelta a la silla y se sentó sobre ella. Después de un par
de minutos en los que reinó la tensión, espetó:
-Lo siento si
no te gusta que esté aquí, pero es lo que me han mandado. No estoy porque mi
afición sea hacer de niñera.
Ángel se
incorporó rápidamente, como si lo hubieran pinchado.
-¿Niñera?
¿Perdona? No soy un crío, creo que puedo cuidarme yo solo. Ya lo demostré en el
bosque, ¿no?
-Oh, has vuelto
a sacar el tema de mierda. Tenías que hacerlo, no podías olvidarlo, ¿verdad?
-Yo no he dicho
nada malo; si tú te has acordado de algo, eso es asunto tuyo. Quizás deberías
preguntarle a un psicólogo lo que significa...
Y Kioni estaba
de pie, la mirada encendida como si fuera una llama ardiendo, peligrosa,
dispuesta a propagarse, con algo brillante en la mano. El otro la miró con
cautela al tiempo que deslizaba una mano por debajo de la almohada. Por
supuesto, el cuchillo que había llevado con él. No iba a dejarlo en la mochila,
a dos metros y medio.
«Siempre que te
sientas así, respira hondo», recordó que le decía la voz de Marco. «Es
comprensible, has pasado por cosas horribles. Todos hemos pasado por ello. Pero
cuando me dan ganas de arrancarle la cabeza a alguien, respiro hondo, aprieto
la mandíbula, y cuento hasta diez.»
Una fuerte
inspiración. Uno, dos, tres... El aire saliendo lentamente de los pulmones.
Cuatro, cinco, seis... Inspira. Siete, ocho, nueve... Y espira. Diez.
Se dejó caer sobre la silla, agotada, y volvió a cerrar y guardar la navaja. Ángel sacó la mano de debajo de la almohada. Estaba vacía.
-No pienso
seguir peleándome. Solo puedo volver a pedir perdón.
-No quiero que
pidas perdón.- Se encogió de hombros, recostándose en la cabecera-. Pero
tampoco quiero seguir peleando.
-Entonces, ¿qué
demonios quieres?
-Iba en serio
cuando decía que no me refería a nada... antes, cuando saltaste. Pero no puedo
evitarlo, estoy molesto... Supongo... No tengo nada contra ti, lo sabes, ¿verdad?
Es que... no sé. Me imagino que no me sentó muy bien marcharme del mercado
negro.
-Zorro quería
que te marchases- susurró la muchacha-. Es decir, no por nada... Pero... Tienen
miedo, Ángel. Lo sé.
-Ya me he dado
cuenta. Ese es otro motivo por el que no quería marcharme. Si algo malo iba a
pasar... Bueno, yo quería estar con ellos. Ya es un poco tarde.
-Seguro que
todo va bien- aseguró Kioni, sonriendo. El otro respondió de la misma manera.
Aun así, estaba
claro que intentaban convencerse a sí mismos, porque las sonrisas ocultaban la
angustia que ambos sentían por los negociantes del Ojo Negro.
Un fragmento muy interesante, aunque me perdí con lo de la planta venenosa xD Pensaba que iba a ir todo de Ángel mirando una planta y he acabado muy confusa xD
ResponderEliminarPor lo demás, genial ^^
¡Un beso!
Lol jajajaja solo quería aclarar por qué no quería tocar la planta. No es que le den grima ni nada de eso xD
Eliminar¡Gracias! Un beso ;)