(Capítulo 7)
Miró rápidamente
a su alrededor, inseguro, sin saber muy bien cómo proceder. Cuando escuchó, sin
embargo, los pasos de los cazadores extremadamente cerca, se lanzó hacia el
árbol más cercano, ocultándose tras su (afortunadamente) grueso tronco. Aun así,
tardó un rato en recogerse las alas, lo cual le costó bastante, teniendo en
cuenta que se había acostumbrado a tenerlas bien acopiadas. Maldijo una y cien
veces al alado que se había marchado con su único punto de referencia en aquel
confuso mundo.
Probablemente eso
fue lo que lo delató. Las alas. Esas malditas alas, un inútil amasijo de
plumas. El chico tuvo unas ganas horribles, casi enfermizas, de arrancárselas
de cuajo cuando escuchó a unos de los agentes:
-¿Has escuchado
eso?
-¿El qué?
-Algo. Como un
roce...- Con el corazón latiéndole a mil por hora, el joven cogió aire; algo
que no debería haber hecho, por mucho que hubiera intentado ser sigiloso-. Sí, aquí hay
alguien.
-¡Alto! ¡Pon
las manos en alto ahora mismo!
Lo primero que
se le ocurrió, sin ni siquiera pensarlo, fue volverse rápidamente y darle un
codazo antes de que pudiera reaccionar. Casualmente, logró darle entre el
cuello y el pecho, dejándolo sin respiración. Movido por un instinto, aprovechó
el momento para tirarlo al suelo, aunque no sin que antes se escuchara un
estrepitoso ruido, más penetrante que el de una avalancha. El joven sintió
calor en el costado, pero no le prestó atención. En cambio, salió corriendo, no
sin antes escuchar unas palabras que resonarían en su cabeza durante mucho
tiempo:
-¡Joder! ¿Lo
has visto? ¡Es uno de ellos! ¡Un maldito mutante!
Otra vez. Otra
vez, sus pies se movían lo más rápido que podían. Otra vez, como entonces. Solo
que ahora sus piernas eran firmes, su corazón latía con seguridad y sus
músculos eran capaces de soportar el peso de las alas.
Así fue como,
al cabo de unos veinte minutos corriendo, consiguió perderlos. Y todo sin alzar
un ápice las alas del suelo. Y, cuando se detuvo, fue porque estuvo a punto de
caer al vacío. Sin que él lo supiera, habían estado escalando una montaña. Y
había llegado a un borde que se encontraba unos cuantos metros por encima del
suelo.
Al sentir el
suelo desmoronándose bajo sus pies y aquella sensación de vértigo que precede a
la precipitación al vacío, se detuvo de golpe y retrocedió de un salto. Se
quedó observando el precipicio que se extendía ante él, preguntándose si habría
sido capaz de volar entonces, de haber llegado a caer. Una sensación de pánico
comenzó a recorrer sus venas, como agua helada, al plantearse la sola idea, por
lo que rápidamente se deshizo de ella. Tanta altura...
Cogió aire
lentamente, apenas consciente de la presencia de Líber, que no lo había
abandonado en ningún momento. Permaneció allí un rato, en una posición tensa,
esperando escuchar algún paso o algún susurro apurado. Como no fue el caso,
comenzó a relajarse. Observó la ciudad, que se extendía a lo lejos, con
edificios tan altos e imponentes que se veían a distancia. Volvió a inspirar una
bocanada de aire, y el dolor del costado volvió, tan real y repentino que le
cortó la respiración. Siseó, cerrando la mandíbula con fuerza, y se despojó
rápidamente de la camiseta lanzándola a un lado.

Suspiró. Cerró
los ojos y luego los abrió. Se quedó así, con la vista hacia el cielo que se
abría sobre él, claro y despejado. Tenía que encontrarlos. Muy a su pesar, los
necesitaba.
Bien, bien, bien *aplaude con parsimonia* Tú nunca puedes dejar de cortar la entrada en lo mejor, ¿verdad? ¡¡Igual se tira por el precipicio!! Y vas y no lo desvelas...
ResponderEliminarNah, es coña xD Está bien, aunque sigo diciendo lo mismo: deja de cortarlo en lo interesante. Por suerte, no es tan sumamente malo como en otras ocasiones pero también tiene su guasa...
Bueno, lo dicho, que está muy bien ;)
Un beso ^^
Es que así mola más porque os veo sufrir (juasjuasjuasjuas xD) Va con quien escribe... Tengo fiebre de Cassandra Clare ;__;
EliminarNo quiero hacer spoiler, solo digo que el chaval no tiene especial interés en el suicidio de momento ;)
Muchas gracias ^-^ Un bezo con hamor :-* <3<3
... Irene, te recuerdo que estoy tras la pantalla de mi ordenador (sé la cara que has puesto al leer esto xD) y la fiebre de Cassandra Clare es mala...
EliminarBueno, lo suponía, pero sería interesante xD. Vale, no ;)
No hay de qué :)
Un beso ^^
Me encanta esta historia, escribes fenomenal Irene.
ResponderEliminarMuchas gracias ^-^ Un besazoo!! <3
EliminarHola, acabo de descibri tu blog, eres tu sola la que escribe todo?
ResponderEliminarsi es asi felicidades por tu trabajo, menudo curro!
Sí, lo escribo yo sola, aunque me llevo mi tiempo ^-^ De todas formas, muchas gracias, espero que te gusten las demás cosas que he subido ;)
Eliminar¡Un beso!