miércoles, 2 de julio de 2014

Fragmentos: Con la vista hacia el cielo (V)

¡Volví! juasjuasjuas Como prometí, la historia continúa; síp, sé que he tardado un montón (lo siento, no me peguéis D'x) No me voy a extender más porque no sé que decir, solo pido que, por favor, comentéis, me gustaría saber qué opináis y no hay mucha gente que comente, así no sé qué os gusta... ;__; De momento no somos muchos, pero si llegamos a veinte, a ver si hago algo espesial ^-^


(Capítulo 5)
Consciente de que iba a empezar su turno de noche, decidió aprovechar la hora libre que le quedaba para correr un rato. Esperaba que Zorro le pagase bien por aquel día, porque en aquel edificio hacía un calor terrible y, con el sudor, le resultaba bastante más difícil esconder sus inmensas alas. Había pillado a Rata escrutándolo con suspicacia más de una vez.
No había vuelto a pensar en lo que le dijeron la primera noche sobre que había más como él. No quería venirse arriba con esperanzas de encontrarlos. De hecho, ya ni siquiera se tomaba la molestia de intentar recoger aquellas extremidades. Había asumido que era algo a lo que estaba condenado, y que no podría deshacerse de ellas, de la misma forma en que no lograba dominarlas. Su mayor problema estaba en que resultaba casi imposible ocultarlas. Sin embargo, se sentía casi como un chico normal, bajo la protección de un clan que lo cuidaba. Lo más parecido que había tenido a una familia, aparte del padre Javier y Pol.
Se dispuso a volver al campamento para cambiarse y ponerse ropa más limpia y más cómoda. Sin embargo, al llegar a la puerta, Bicho, que controlaba todas las salidas y entradas, así como el desalojo del mercado, lo detuvo.
-Zorro quiere hablar contigo.
Su expresión era grave y seria, lo cual al joven no le gustó ni un pelo. Como siempre, Bicho sabía qué era lo que el jefe se traía entre manos, pero de ninguna forma se lo iba a decir. Aún así, fue capaz de percibir hasta un poco de tristeza y desilusión en su mirada, y eso lo asustó. Lo asustó casi más que su huida del orfanato, porque no sabía qué era lo que había sucedido para provocar ese sentimiento en los demás, en su familia. Quería temerse lo peor y, sin embargo, no  era capaz.
Bicho le indicó que fuera a su despacho, lo cual le sorprendió bastante, teniendo en cuenta que casi nunca se encontraba allí. Sin embargo, en los últimos días parecía que estaba pasando en aquella claustrofóbica sala demasiado tiempo.
El joven llamó un par de veces a la puerta, y una serena voz lo invitó a entrar desde el interior. Al entrar en la habitación se encontró con la mirada tranquila y la expresión apaciguada del jefe. Lo vio sonreír por primera vez; sonreír de verdad, no con esa amarga sorna que llevaba siempre puesta, como un abrigo que lo protegiera de todo.
-¿Ha pasado algo? ¿He hecho algo mal?
-No, claro que no- respondió Zorro; durante un instante, Ángel sintió alivio. Aún así, la expresión y la sonrisa del otro le provocaron intranquilidad-. Solo ha sucedido algo... que puede que te interese.
-¿Algo?- repitió el muchacho, receloso-. Algo como qué.
-Ven. Quiero presentarte a alguien.
El líder lo guió fuera del despacho, de nuevo en el mercado, que se estaba quedando vacío. No quedaba ni un cliente, ni siquiera de los más rezagados. Todo lo que quedaba eran mercaderes que recogían sus cosas en las cajas y que se disponían a irse ya. Al menos, eso era lo que le había parecido al principio. Porque a medida que caminaban, el joven distinguió una figura oculta en las sombras, en un rincón de la sala, observándolo todo con aire atento.
Cuando estuvieron a escasa distancia, pudieron distinguir a la persona, que volvió el rostro hacia ellos. El muchacho quedó tan asombrado, que durante unos segundos, quizás minutos, no fue capaz de articular palabra. No sabía qué era lo que había esperado exactamente, pero no a aquella chica, desde luego. Tenía la piel tan oscura que era difícil distinguir sus rasgos con la poca luz que había. Aún así, pudo vislumbrar unos ojos grandes y castaños, de un color tan oscuro que casi parecía negro. Su cabello caía, salvaje, alrededor de su cara, en un millar de trencitas decoradas con cuentas.
Resultaba extraño, porque era el único toque de color que llevaba. Lo demás era una sudadera negra, cuya capucha ocultaba aún mejor sus rasgos, y unos pantalones azul marino. Su ropa estaba rematada por unos botines de lona negros con cordones blancos.
Clavó su mirada en él con curiosidad, evaluándolo de arriba abajo. Sus primeras palabras en aquella conversación fueron:
-¿Este es el chico?
Tenía un acento fuerte y marcado, pero su voz sonaba suave y fuerte al mismo tiempo. Zorro contestó con aquella frustrante sonrisa:
-Sí.
-Interesante. Oculta bien las alas. Parece que solo esté jorobado.- De repente, su mirada se volvió dura mientras lo miraba a los ojos-. Enséñamelas.
-¿Qué?- respondió el alado por fin, con un tono confuso y dubitativo. Enseguida se sintió estúpido.
-Que me enseñes tus alas- repitió la chica, fulminándolo con la mirada-. No pretendías que me creyese el cuento sin comprobarlo, ¿verdad?
-No, yo...- Recuperó la compostura, indignado, devolviéndole una mirada de suspicacia-. Espera un momento, ¿cómo sé que puedo fiarme de ti?
-Lo siento, chicos, no os he presentado- intervino Zorro, y los muchachos recordaron repentinamente que no estaban solos-. Esta es Kioni. Kioni, nuestro amigo aquí presente es Ángel. Aunque por aquí le llamamos Pollo. Ya sabes...
-Ya, ya, bueno. Deja de contarme historias y vamos a lo que vamos.- Nunca había visto a nadie hablarle así a Zorro, excepto, quizás, Pantera; e incluso ella se limitaba a bromear-. ¿Me enseñas tus alas o no?
Ante el tono impaciente de la joven y la mirada insistente del hombre, el joven suspiró, se dio la vuelta y se subió reticentemente la camiseta. Cuando sintió las manos de la chica sobre las plumas dio un respingo e intentó apartarse, pero el jefe no se lo permitió, lanzándole una mirada de advertencia.
-¿Qué quieres?- murmuró la otra con tranquilidad-. Algunos disfraces son muy buenos. Los usan para pillarnos.
-Si este chico es un fantasma, actúa tremendamente bien- aseguró Zorro, solemne.
-Los buenos actores son los más peligrosos, Jaime. Por eso tengo que comprobarlo.
Durante un instante, le costó comprender que con ese nombre se refería al jefe. Llevaba tanto tiempo llamándolo por su apodo que casi se le había olvidado cómo se llamaba, y con su propio nombre casi le pasó lo mismo.
Notaba las manos de la otra recorriendo sus alas, acariciando sus plumas, frotándolas entre sus dedos y palpando las articulaciones. Por fin pareció darse por satisfecha, porque retiró las manos y retrocedió un tanto.
-¿Y bien?- quiso saber Zorro, entre nervioso e inquieto.
-Está limpio. Sus alas son cien por cien verdaderas.
-Vaya- repuso el joven con amargura-. Si me hubieras dicho que son falsas me habrías dado una grata sorpresa.
Kioni le lanzó una mirada confusa, pero cuando se recompuso, le lanzó una sonrisa de disculpa.
-Lamento lo de la inspección. Sé que es bastante incómodo... Oye, ¿por qué tienes las alas amarradas con un cinturón?- preguntó entonces, entre avergonzada y extrañada.
-Oh, eso...- El otro se ruborizó y desvió la vista; aunque había supuesto que le harían esa pregunta, no se le apetecía nada responderla-. En realidad es que no sé recogerlas. No sé moverlas. No sé controlarlas, punto.
-Vaya. Eso... parece nuevo- respondió la chica con incertidumbre. Entonces le quitó importancia con un gesto de mano y esbozó una gran sonrisa, oculta bajo las sombras de su capucha-. No te preocupes. Seguro que el clan te ayuda con eso.
-¿El clan? ¿Y tú quién eres?
-Digamos que soy... su portavoz.
Hacía un rato que el chico se había dado cuenta de que la recién llegada no tenía alas. Le había llevado un rato acostumbrarse a la oscuridad, pero su espalda no presentaba el más mínimo bulto.
-Bueno, ¿entonces qué? ¿Te vienes?- preguntó alegremente.
El joven la miró un momento, y luego a Zorro. Así que se trataba de eso. El problema era que no comprendía por qué el jefe quería deshacerse de la mano de obra. Y así se lo preguntó. Él contestó con un despreocupado gesto de mano:
-Nos las apañaremos sin ti, campeón. Además, me quedaré con tu yegua. Eso ya es algo- repuso, recuperando su sonrisa irónica, lo cual lo tranquilizó bastante.
-Pero... Zorro... No es por ofender, pero me estáis dando a escoger entre un grupo de desconocidos y la gente que me ha dado trabajo y a quien ya considero mi familia.
Hizo un gesto de balanza con ambas manos, con las cejas alzadas expresando lo obvia que resultaba la decisión. Entonces el hombre se puso completamente serio, y aquella expresión le provocó una punzada en el pecho al joven.
-Chico, debes reconocer que no eres normal. Y me gustaría que estuvieras con gente que te comprendiese y te ayudase. Además...- Dudó un instante, pero añadió-: Me gustaría que al menos uno de nosotros se salvase. Y preferiría que fueras tú. Eres como el niño que la caravana adoptó- apuntó con una jocosidad que resultó demasiado forzada.
-¿Me estás diciendo que tiráis la toalla?
El tono acusador y decepcionado del alado casi derribó las murallas que el jefe se había construido. Casi.
-No tiramos la toalla- dijo, encogiéndose de hombros-. Pero todos sabemos que tarde o temprano caeremos. Y el clan de Kioni está mucho más protegido que este mercado. Haznos un favor a todos y vete a recoger tus cosas.
Ángel se quedó un rato mirando al jefe. Su ejemplo a seguir... más o menos. Su segundo padre. Su amigo. Zorro. Jaime. ¿Qué más daban los nombres? Era lo mejor que había conocido en los últimos meses, una familia de verdad. Y le estaba pidiendo que se marchara. En busca de un futuro mejor, cierto. Que él no quería. Igualmente, supo que lo haría. Que se iría con la chica desconocida. Porque el líder se lo había pedido.
Volvió la mirada hacia los ojos de la recién llegada. Su expresión decía claramente: "Lo siento."

2 comentarios:

  1. Bueno, como ya sabes, me encanta cómo escribes y con cada fragmente que escribes me entran más ganas de leerlo xD
    Y, bueno, te pondría más pero sería repetirme así que te digo que, a) me gusta mucho lo que escribes y b) te he nominado a una cosa (aunque aún no he publicado la entrada).
    Sigue escribiendo así :)
    Un beso ^^

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    Respuestas
    1. Oh graciaas!! :D Y no hace falta que pongas más, sabes que con eso me basta ;) Por lo menos sé que alguien se lee mis entradas :P Me pasaré por tu blog ^-^
      Un beso guapaa!! :3

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