martes, 15 de abril de 2014

Fragmentos: Con la vista hacia el cielo (III)

Pues nada, a continuar con la novelilla, como os prometí :) (siento no haber publicado nada de esta historia en mucho tiempo jeje xP) En esta parte ya empieza un poco la acción, así que espero que os guste. (Aquí tenéis la primera parte y la segunda).

(Capítulo 3)

-Padre Javier... ¿qué hace aquí? ¿Ha visto a Ben?
-Lo he visto escabullirse por los pasillos. Y, antes de que digas nada, debes saber que recibirá su castigo- añadió con serenidad y tristeza-. Mayormente, por ponérmelo más fácil.
-¿Qué...?- Sin saber por qué, su corazón volvió a latir con fuerza-. Padre, ¿ocurre algo?
-Perdóname, Ángel, perdóname por mi pecado mortal... Es lo único que puedo hacer- gimió el cura con voz penosa.
Entonces el hombre avanzó, y la escasa luz de luna que entraba por la ventana se reflejó en algo metálico. El muchacho palideció y se tensó como la cuerda de un arco. Luchó ferozmente contra las sábanas para librarse de su abrazo y se levantó. A medida que el intruso se acercaba, el alado se pegó a la pared y buscó a tientas el interruptor de la luz. Cuando lo encontró lo pulsó, frenético, y la estancia se iluminó.
Su mirada se deslizó rápidamente hacia su mano. Sujetaba un cuchillo limpio, plateado y reluciente. Recordaba haberlo visto en la cocina, la hermana Celena lo usaba para cortar los trozos más duros de carne. Luego volvió la vista hacia el director, pálido y confuso, sintiendo que la náusea se apoderaba de él. La expresión de este era profundamente arrepentida y culpable, desoladora, absolutamente transparente. No le quedó duda alguna de sus intenciones, pero tuvo que preguntarlo:
-¿Qué pretende hacer, padre?
-Solo quiero proporcionarte una muerte rápida y apaciguada, hijo- sollozó-. Ellos quieren torturarte, quieren quemarte vivo. ¡No puedo permitirlo!
-¿Cómo...?- Se estaba mareando por momentos-. ¿Quiénes quieren quemarme vivo?
-¡Todos los demás! Mis hermanos pecadores... Consideran que eres un demonio.
-¿Un... demonio?- repitió, anonadado.
-Quizás tengan razón, ¿qué más da? No permitiré que te sometan a las brasas. Querría...- Se le quebró la voz antes de continuar-: Querría haberlo hecho mientras dormías, para ahorrarte esta traición y esta decepción...
El cura se abalanzó sobre él, cuchillo en alto, y el joven se apartó justo a tiempo. Aún así, la afilada hoja se hundió en la emplumada musculatura, y la sangre comenzó a manar. El hombre se retiró y observó la herida junto al chico, desazonado. Ángel, por su parte, no tardó en sentir la oleada de dolor viajando a través del ala izquierda.
-Por favor, hijo, no lo hagas más difícil... Solo quiero protegerte de ellos...
-Una forma curiosa de hacerlo, sin ofender- musitó amargamente el chaval, apretando los dientes para soportar el ardor de la herida.
-Sé que estás enfadado, ¿pero qué pretendes que haga?
-¿Avisarme para que huya, quizás?
-¡No tienes forma de huir, Ángel!- exclamó desesperado-. Son más rápidos y conocen la montaña mejor que tú. No dejarán de buscarte. ¡Creen que tu lugar es el Infierno!
Javier dio un paso hacia él, que retrocedió, escrutando la daga que le había dañado tan ajena y extraña articulación.
-Si me mata, entonces, iré igualmente- susurró a media voz.
-Pero te conozco, Ángel, y sé que tu lugar es el Cielo. Has cometido errores, pero todos los cometemos. Tú no eres peor que los demás. Solo quiero ahorrarte el sufrimiento antes de una vida de plena dicha. Antes de que puedas regresar al lugar del que procedes.
Parecía hablar con tanta esperanza y sinceridad que se le encogió el corazón. ¿Tan fúnebre y lóbrega encontraba aquella vida que esperaba poder encontrarse con algo mejor después de la misma?
-¿Y que pasa si no regreso a ninguna parte? ¿Qué pasa... si solo hay... nada?
La palabra resultaba extraña y vacía. Enseguida supo por la expresión del padre que aquella posibilidad le aterrorizaba, y que escucharla de sus labios le provocaba un inmenso dolor. Se preguntó qué significaba su falta de fe para el cura. ¿Que era un demonio? ¿Que, al menos, no era un ángel? ¿Que iría al Infierno si lo mataba? Decidió aprovechar aquella perspectiva; pues aunque sabía que aquel hombre no renunciaría a sus creencias, sí temería por su destino en la otra vida.
-No se arriesgue.
-Por favor...- suplicó.
«Como si fuera él quien estuviera siendo amenazado con un cuchillo», se dijo, aunque se deshizo rápidamente del desprecio. Aquel era el hombre que lo había criado, que no lo había abandonado en ningún momento. De forma desesperada o no, lo único que estaba intentando hacer era salvarlo; no la vida, quizás, pero sí del dolor.
-Soy yo quien debería rogarle piedad. Comprendo sus intenciones. En serio. Pero es mi vida, y debe permitirme elegir. Quizás me cojan. Quién sabe, quizás no.
-Pero lo harán...
-O no- reiteró el joven, sintiéndose más y más angustiado por momentos. Los minutos pasaban y, si no había interpretado mal al director, no tardarían en ir a por él-. Por favor. Considérelo. Si tanta fe pone en Dios, debería saber que él querría que hiciese lo correcto, que todos lo hiciesen. Y ayudarme a escapar es mejor que darme muerte, aunque la empresa no comprenda éxito.
El hombre se quedó mirándolo con sus apesadumbrados ojos castaños, portadores de tanta tristeza y desesperación que sobrecogían. Sin embargo, las palabras del joven parecían haber aportado algo de esperanza a su expresión.
-Sabía que traerías la paz, hijo. Y espero que la lleves al resto del mundo.
Frunció ligeramente el ceño. ¿La paz? No, había hecho lo que había podido por sobrevivir. Había rogado y había persuadido de una forma de la que no se había creído capaz. Solo esperaba poder huir de aquella masa de paranoicos de la misma forma.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que entendáis que la evolución del ambiente y de los personajes va a ser bastante importante, lo comprenderéis a medida que vaya subiendo partes :) De nuevo, me encantaría que me dierais vuestra opinión :D ¡Feliz Semana Santa una vez más! ¡Descansad!

4 comentarios:

  1. Interesante... ¡Y desesperante! ¿Por qué me haces esto? ¡Haces que me pique la curiosidad y que me meta de lleno en lo que cuentas y, de pronto, ¡lo cortas! ¿Por quéééé? :'(
    Valem un poco más cuerda ahora, está muy bien, aunque me repatea un poco (solo un poco, un poquito chiquitito) que me cortes a la mitad *se enfurruña* ;)
    Un beso, Irene :)

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    Respuestas
    1. sabes que lo hago porque te quiero, y quien te quiere te hace sufrir <3 ;P jajaja!!

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    2. Eso es una excusa barata para decir que disfrutas haciendo daño... ¡No, hombre es coña! Jajajajaja.
      Ahora en serio, no sabes lo mucho que me repatea...
      Un beso :)

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    3. sori, hay que crear expectación ;)

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