Hoy os traigo un fragmento del prólogo de una novela que estoy escribiendo (*subiré la portada en cuanto pueda :D). Me encantaría que me dijerais si os gusta cómo pinta (no creo que la vaya a dejar de escribir porque ya he hecho bastante, pero bueno, para saber qué tal van los tiros xD). No es que diga mucho, pero si parece que despierta interés, iré subiendo trocitos :3
Con la vista hacia el cielo
Prólogo
Ansó, Aragón, 1
de enero de 3984
-Shh- susurraba
la mujer, cogiendo la pequeña manita. Intentaba contener las lágrimas, aunque
su compañero parecía adivinar el pesar en su rostro. Por eso evitaba mirarla a
la cara.
Caminaron
contra la tempestad hasta llegar a su meta. El edificio, antiguo y
aparentemente abandonado, se adivinaba en la distancia. Paredes de un tono
blanco sucio que parecía más apagado aún debido a la oscuridad, techo grisáceo
al que le faltaban algunas tejas. Un campanario desolador, al que ya nadie
subía, y sobre él una veleta con una estrella. En el extremo contrario había
una estatua, representante de la antigua deidad que las grandes ciudades
comenzaban a despreciar.
Aún aferrando
con fuerza al pequeño, se acercó, con los ojos abiertos como platos, un poco
atemorizada ante la fantasmal aparición, una sombra contra el oscuro cielo.
Realmente, no quería hacerlo, no quería formar parte de lo que iba a ocurrir.
Pero sentía que le debía algo a su marido por no haberle dado el hijo que él
quería. Porque él tenía razón. El bebé no era normal.
Intentando
mantener esa idea en la mente y, por otra parte, intentando convencerse a sí
misma de que en aquel lugar tendría, por lo menos, una comida y un techo
asegurados, la madre siguió al hombre hacia el edificio. La puerta, comprobó,
era de madera. Madera antigua, humedecida e hinchada por tantos días fríos y
lluviosos como aquel.
Levantó la mano
hacia la aldaba y, justo en ese momento, el hombre la detuvo. Confusa, se
volvió hacia él, pero este se limitó a negar con la cabeza como única
respuesta. Antes de que pudiera evitarlo, cogió el fardo que llevaba en brazos
y lo dejó en el frío suelo de piedra. La mujer contuvo el aliento, horrorizada;
sin embargo, su marido golpeó brevemente la puerta y la arrastró lejos de allí.
Cuando fue
capaz de reaccionar, se deshizo bruscamente de su agarre y lo miró a los ojos,
estupefacta.
-¡Guillén!
¡Debemos volver! ¡No podemos dejarlo ahí, en el frío...!
-Lo recogerán
enseguida- respondió su marido con voz firme-. Seguramente, ya lo habrán hecho.
Y ya sabes cómo es la burocracia: habrá un montón de papeleo e información que
no queremos que guarden.
-Pero...
-Gala, ya nos
hemos gastado la mitad de nuestros ahorros en esa tela, un capricho tuyo para
que no pase demasiado frío. Un lujo que ni siquiera nosotros nos podemos
permitir. ¡Y ni siquiera sabemos cuánto tiempo de vida le queda!
-Era un niño
sano- lo defendió ella.
-Era un
mutante. Un engendro.- La madre se encogió, dolida-. Ya ha recibido suficiente
de nosotros, Gala. Vámonos ya de aquí. Quiero cenar.
Mientras, la
entrada de la antigua iglesia, convertida entonces en un orfanato, la abría el
regente del lugar, que, en su patrulla nocturna, había escuchado los golpes. Al
escuchar los llantos, bajó la vista hacia el diminuto cuerpo que descansaba sobre
el frío suelo. A pesar de la tela que lo cubría y que, sin duda, retenía buena
parte del calor, la criatura sacudía sus manitas en el aire furiosamente. Ya
tenía la cara y los brazos mojados. Era suficiente para preocuparse por la
condición del pequeño.
Lo cogió
rápidamente, musitando un “por el amor de Dios”, para llevarlo al interior.
Detestaba el poco respeto y cariño que mostraban los padres que abandonaban de
aquella manera a sus hijos. No parecían tener corazón.
Se asombró al
descubrir la ligereza del niño y, sobre todo, al notar algo distinto en la
espalda del bebé. No era la piel lisa que acostumbraba a palpar cuando sujetaba
en brazos a cualquier criatura, y estaba seguro de que no era culpa de la
prenda arrugada. Había un bulto que no debería estar ahí, indudablemente.
Preocupado
porque fuera una malformación, retiró rápidamente la capa, buscando la espalda.
Casi soltó a la criatura por la sorpresa que se llevó cuando distinguió unas
protuberancias... Protuberancias que, tal y como había supuesto, no deberían estar ahí.
¿Eso que quiere decir? ¿Qué es un ángel? ¡No se puede dejar a nadie así x-(! Pero, como es lo que hago yo, no debería quejarme XD
ResponderEliminarPromete mucho. Sigue escribiendo (y sí, es una orden ;)
Un beso jajaja
http://p.twimg.com/AuU_v7FCEAArHGM.jpg:large
Eliminarjaja :P
tiene una pinta fantástica! quiero saber cómo sigue...y sí, eso parece completamente un ángel.
ResponderEliminaren mi blog estás nominada al Liebster Award, esa cosa que estaba diciendo esta mañana! Pásate!! :) no hace falta que continúes el círculo si no quieres.
un besoo!
ok lo veréee :3 lo seguiría pero no conozco muchos blogs que tengan pocos seguidores :P aún así veré a ver si puedo hacer algo :D
Eliminarlindooo :D
ResponderEliminarte unes? comentas?http://hijadeposeidon.blogspot.com/2014/02/resena-mensaje-en-una-botella-nicholas.html
UN ABRAZO ^-^ y que la suerte este siempre de tu lado....
Bueno, te dejo el link para lo de los Liebster Awards, para que lo hagas (o no) cuando tengas tiempo (lo que prefieras ;): http://mislibrosestanaqui.blogspot.com.es/2014/02/nominada-por-primera-vez-liebster-awards.html
ResponderEliminarUn beso :)
pff que pesaitas soiss!! ;P ya te he dicho que lo haré, pero cuando tenga tiempo :D un besoooo!! :*
Eliminarporque no te unes a mi blog? :D
ResponderEliminaracabo de hacerlo :) me sigues tú?? ^-^
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